Una significativa jornada fue la que pudimos compartir en torno al diálogo reflexivo, sobre los elementos esenciales del educador Marista y los nuevos desafíos que se vislumbran.
Un profundo espíritu de encuentro y compartir fraterno, se vivió la jornada de EAM la tarde del pasado jueves, al celebrar en comunidad este momento en el que el espíritu de la buena madre nos acompaño de principio a fin.
En su inicio, fuimos invitados a conversar sobre el aroma con que el Educador Marista transmite sus enseñanzas y cuáles son sus principales motivos para perseverar en este proceso de acompañamiento a nuestros estudiantes, lo cual generó un diálogo sincero y enriquecedor en torno al tema planteado.
Avanzada la jornada se dio paso a una emocionante Eucaristía en donde se recordó, en una profunda atmósfera de respeto, a los seres queridos que han partido al encuentro con el Buen Padre, agradeciendo y pidiendo por el eterno descanso de su alma, en un acto en el que cada uno de sus nombres fue colocado junto a la luz que iluminará su eternidad.
Llegado el momento del rito de la paz, el espíritu del Fundador se hizo aún más presente al contagiar con fraternidad y dicha un instante que se prolongo por varios minutos y que nos permitió compartir la alegría del encuentro, el estar juntos y entregarnos apoyo en todo momento.
Unidos en un espíritu de fé y esperanza fue como celebramos este segundo encuentro apostólico de este periodo, lo cual nos alienta a seguir entregando con el mejorde los ánimos en servicio de educar a quienes más lo necesitan.